lundi 29 octobre 2012

La corrupción en Cuba. Capítulo II


CUBA: LOS PLANES DE LOS BARRIGAS  LLENAS Y LOS PIES DESCALZOS

Otro artículo desde Cuba

Por: RAYKO MACIAS


Para cualquier cubano resulta risible cuando se sienta a las ocho de la noche a ver el noticiero de televisión y alguien dice cumplió tal empresa… así es el final de cada año. La dura realidad es otra... 
Mentiras tras mentiras. Nada de planes, al final se engordó el bolsillo del jefe y obtuvo su cerdito en casa de cualquier campesino, y entre promesas y promesas no funciona el contrato.
La contratación de las producciones agropecuarias no puede funcionar como una camisa de fuerza; tampoco como un paño de lágrimas. Se trata de darle cuerpo legal al acuerdo entre dos partes, en el que ambas quedan comprometidas con lo pactado.
Desde su precepto teórico no parece algo tan complicado; sin embargo, la realidad enseña cuán lejos está ese proceso de tener la calidad, el rigor y la seriedad que se requiere y, sobre todo, de alcanzar eficaz cumplimiento.

En Sancti Spíritus no hay que caminar surco adentro para identificar los puntos débiles; en la misma guardarraya afloran los tropiezos y, prácticamente, ninguna producción escapa a esos problemas.


En el escenario agrario hay renglones donde el impacto de la deficiente contratación repercute sobremanera en la economía y las finanzas del país; la leche figura en esa de enmarcar la producción del 2012 en el sector cooperativo y campesino, la provincia tuvo primeramente una contratación de 31 millones de litros de leche; después, dada la necesidad estatal de contar con mayores niveles del alimento, esa cifra se elevó a 34. La voluntad y también un poco de imposición conllevaron a que algunas bases productivas firmaran compromisos para los cuales no tenían una real potencialidad que respaldara esa producción.
Dicha contratación, que llevó incluso a concebir planes lineales para todos los meses sin considerar los nacimientos y la primavera, desconoció en no pocos lugares un requisito inviolable: la negociación entre las dos partes. 
Un proceso de este tipo precisa ser realista, dar espacio al criterio del productor. Ese acuerdo debe basarse entre lo que el campesino va a vender y lo que la parte estatal se compromete a entregar para respaldar esa producción. Si algo requiere la contratación es acabar con la improvisación y cortar el entusiasmo; también, definir con objetividad las cantidades a entregar, el precio y el lugar de recogida.
Desde hace rato el sector cooperativo y campesino asume el liderazgo en el aporte agroalimentario, de ahí la costumbre de controlar esas entregas. Además de la leche, se arrastran incumplimientos en diversos renglones, incluidos los del programa de sustitución de importaciones.

Pero, ¿quién chequea los recursos que se dejaron de entregar al productor? Si se definen el contrato como el núcleo de esa relación productiva, se deben medir igual el cumplimiento y la eficacia de ambas partes.


Solo así se podrá caminar hacia una contratación seria, disciplinar la producción y sus destinos. Por estos días el Ministerio de la Agricultura y la ANAP trabajan en el fortalecimiento de ese mecanismo, tras definir las políticas y procedimientos para la contratación de la producción agropecuaria y forestal del 2013.
Por otra parte, se aboga por abolir la práctica vigente este año en algunos lugares que no hicieron contrato, solo planes de siembra y producción. Además de la capacitación que se les da a los involucrados en el proceso, se introducen otras medidas. Por ejemplo, corresponde a la asamblea de campesinos aprobar el compromiso de entrega individual y a nivel de cooperativa. Alcanzado ese acuerdo, se firma el contrato. Ello refuerza el proceso y puede evitar que algunas cooperativas firmen compromisos con los productores antes de tener la demanda estatal, porque después tienen una producción comprometida para la cual no poseen respaldo de recursos ni destino.
Hacer que funcionen los mecanismos de contratación incluye elevar la calidad del proceso y la exigencia para que se cumpla lo pactado, por eso no se justificaría que en el 2013 se repitieran los errores de esta etapa. El comportamiento agroalimentario del territorio dependerá mucho de que se eleve la calidad y la exigencia en los contratos para que se conviertan en el instrumento regulador de esa gestión productiva y económica.
Entonces nos preparamos para ver en estos últimos meses del año, como SANDY cargará con todas las culpas ya que gracias a él se justificará lo incumplido y veremos otra vez el mismo circo en la televisión nacional.
Oiga amigo lector no nos llamemos al autoengaño, diría el gobierno cubano. Asumamos la realidad entre todos y dejemos que las barrigas llenas le den  una mano a los pies descalzos.

RM

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